La inflamación crónica es uno de los síntomas del hipotiroidismo entre otros muchos y que se desconoce. La dieta alimentaria de una persona puede tener un impacto significativo en su salud.
Algunos alimentos pueden mejorar la condición, mientras que otros pueden empeorarla o interferir con los medicamentos.
Alimentos que causan inflamación crónica y que NO debes comer si tienes Hipotiroidismo
La tiroides es una glándula pequeña en forma de mariposa en la garganta a ambos lados de la tráquea. El hipotiroidismo se produce cuando el cuerpo no produce suficientes hormonas tiroideas.
Los médicos suelen tratan el hipotiroidismo con medicamentos que reemplazan las hormonas tiroideas como la Tiroxina o Levotiroxina.
Tener hipotiroidismo o una tiroides poco activa, puede ralentizar el metabolismo, causar aumento de peso, fatiga, falta de motivación, depresión, etc.
Para más información, ver el artículo: Los 6 síntomas más importantes del hipotiroidismo que los médicos no te cuentan
La glándula tiroides, gestiona y regula los procesos importantes del organismo, como el metabolismo, los niveles de energía, el funcionamiento normal de diversos órganos, la creación de proteínas y la sensibilidad del cuerpo a otras hormonas.
Aunque, la dieta para hipotiroidismo no puede curar el hipotiroidismo, desempeña dos funciones principales en el manejo de la afección:
Los alimentos que contienen ciertos nutrientes pueden ayudar a mantener el buen funcionamiento de la tiroides, como el yodo, el selenio, vitamina D3, etc.
Algunos alimentos pueden interferir con la función tiroidea normal, como los que contienen bociógenos y soja, por lo que limitarlos puede mejorar los síntomas.
Aunque no existen normas exactas con respecto a lo que desencadena una enfermedad autoinmune, parece haber ciertas condiciones fisiológicas que pueden preparar el escenario para la enfermedad de Hashimoto.
Esto incluye: intolerancia al gluten, aumento de estrógenos, resistencia a la insulina, deficiencia de vitamina D (D3), infecciones e inflamación crónica, síndrome de ovario poliquístico, toxicidad ambiental y predisposición genética a la afección.
Cuando nos enfrentamos al estrés diario: ya sea por un atasco de tráfico o la multitud en el transporte público; los problemas eventuales de tu hijo en la escuela o en el trabajo, además, dificultades económicas, picos de azúcar en la sangre causados por cualquier alimento cargado de azúcar, la inflamación intestinal crónica; nuestras glándulas suprarrenales liberan cortisol.
El cortisol es la hormona del estrés y, además, uno de los grandes depresores del sistema inmunológico.
El aumento de los niveles de cortisol debilita la barrera inmunitaria del intestino, retrasa la regeneración del tejido intestinal y promueve la inflamación intestinal. (Neurosci Lett, 216(2). 137-140, 1996.)
El síndrome del intestino permeable es una alteración de la pared del intestino delgado que da paso a una mayor penetración de moléculas grandes, como moléculas de proteínas no digeridas, bacterias y toxinas al torrente sanguíneo. (Acta Paediatr. 2005 Apr;94(4):386-93.)
Esto conduce a la inflamación crónica y un mayor riesgo de enfermedad autoinmune. (Nat Clin Pract Gastroenterol Hepatol. 2005 Sep;2(9): 416-22)
En el momento de que la integridad de la mucosa intestinal se ve afectada y hay un flujo de sustancias tóxicas entrando a tu torrente sanguíneo, (llamado síndrome de intestino permeable), el cuerpo experimenta un aumento significativo de la inflamación.
El estilo de vida sedentario sin actividad física, también, los malos hábitos alimentarios, el exceso de estrés, el insomnio o el sueño inadecuado, la vida muy ajetreada son factores que predisponen el cuerpo a la inflamación y al aumento de peso.
Esto significa cambiar los hábitos alimentarios, comer menos carbohidratos (azúcar) y más proteínas, mejorar la salud intestinal (flora intestinal) entre otras cosas de nuestro sistema digestivo, eliminar la inflamación crónica, restaurar la salud de las glándulas suprarrenales, etc.
Una tiroides poco activa o lenta no produce suficientes hormonas tiroideas, según expertos. Esta condición es típica del hipotiroidismo.
Los problemas que conlleva: metabolismo ralentizado, lo que puede causar fatiga, letargo o estreñimiento. La inflamación crónica de la glándula tiroides es la causa más común de una tiroides lenta o poco activa.
Los científicos han demostrado que el hipotiroidismo, aumenta el tiempo de tránsito de los alimentos en moverse a través de los intestinos y también afecta a las tasas de absorción intestinal de los nutrientes. (J Clin Gastroenterol 1982;4:307-310.)
Por consiguiente, causa estreñimiento, aumenta las posibilidades de infecciones intestinales, lo que provoca inflamación, malabsorción, el crecimiento de demasiadas bacterias intestinales dañinas y un mayor riesgo de desarrollar intolerancias alimentarias. (J Clin Gastroenterol 1982;4:307-310.)
La predisposición genética, el estrés psicológico y los malos hábitos alimenticios son factores implicados en gran parte en el desarrollo de un fenotipo inflamatorio.
Muchos alimentos, como el pan blanco, arroz, alimentos con aceites demasiado utilizados o cualquier alimento procesado forman ácidos en el cuerpo, mientras que la mayoría de las verduras son alcalinas.
Un cuerpo demasiado ácido muestra signos de tensión, como dolores de cabeza, inflamación crónica, trastornos del estado de ánimo, fatiga persistente y mucho más.
Hay alimentos que evidentemente debemos evitar o limitar su consumo para ocasiones especiales si no queremos crear inflamación en nuestro organismo.
Algunos de estos alimentos son:
1. Alimentos procesados y ultraprocesados
El cuerpo humano no tiene la capacidad de metabolizar y digerir los químicos artificiales como colorantes y conservantes que encontramos en los alimentos llamados procesados.
Como no es capaz de reconocer estos ingredientes como alimento, reacciona activando el sistema inmune
Por lo tanto, es muy importante saber que, una dieta escasa en nutrientes y con predominio de productos altamente industrializados o ultraprocesados puede ser la causa de diferentes enfermedades al fomentar la inflamación en todo el cuerpo.
Entre los productos ultraprocesados se encuentran preparaciones listas para consumir, congeladas: lasañas, hamburguesas, pizzas, etc., los fiambres, los embutidos, o productos con azúcar, grasas saturadas o trans de mala calidad, que muchas veces contienen sodio en exceso.
Son fuente de aditivos carentes de nutrientes beneficiosos para la salud y pueden contener sustancias con toxicidad alta involucradas en el desarrollo de enfermedades degenerativas y metabólicas diversas.
Por eso, se recomienda reemplazarlos con las carnes frescas y magras reduciendo el consumo de carnes procesadas y rojas y, por el contrario, consumir con mayor frecuencia pescado, que es una fuente de grasas insaturadas con efectos antiinflamatorios en el organismo.
2. Harinas refinadas
Los granos altamente procesados contienen una importante cantidad de hidratos de carbono o carbohidratos.
El procesamiento o tratamiento que se le dan a los granos enteros es eliminar la fibra, las grasas saludables y una variedad de vitaminas, minerales y fitonutrientes, obteniéndose del proceso, harinas blancas o arroces blancos, empobrecidos nutricionalmente comparados con el grano entero integral.
Los fitonutrientes son nutrientes vegetales que se hallan en las frutas y verduras.
Una dieta rica en granos procesados contribuye a un aumento en los triglicéridos, una reducción en el colesterol bueno (HDL) protector; también, causan más picos de glucosa (azúcar) en sangre que, consumiendo los granos integrales, no refinados.
Los cereales altamente industrializados han adquirido gran protagonismo en la dieta de hoy en día, siendo fuentes de harinas refinadas, azúcares y sodio en considerables proporciones, así como también pueden contener grasas trans en su interior.
Todos estos nutrientes favorecen la inflamación en el cuerpo, por lo tanto, se sugiere sustituir su ingesta por cereales integrales o granos enteros y preparaciones a base de éstos, caseras y sin azúcar añadido.
Los expertos, recomiendan utilizar copos de avena integrales, arroz integral, harina de trigo integral, de espelta, centeno, etc.
Los cereales integrales conservan todos los nutrientes y compuestos, que pierden si están refinados.
Todos los cereales integrales son más completos nutricionalmente que su versión refinada.
El cereal está formado por tres partes esencialmente: el salvado, el germen y el endospermo. Cuando se procesa se le quita el salvado y el germen, que implica despojarlo de fibra, minerales y vitaminas.
Hay estudios claros que indican que comer cereales integrales o altos en fibra, en lugar de granos refinados, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y, además, está evidentemente asociado con una disminución en el estreñimiento y la enfermedad diverticular. (J Midwifery Womens Health. 2010 Nov-Dec; 55(6): 492–501.)
3. Azúcares refinados
Los especialistas en la materia manifiestan que los azúcares añadidos "aportan cero nutrientes" y “siendo solo calorías vacías" que pueden generar kilos de más, o incluso obesidad, lo que reduce la salud del corazón. (American Heart Association)
El término "azúcares libres" se refiere a la sacarosa, la fructosa y la glucosa añadidas a los productos alimentarios y a las bebidas.
La terminología no es aplicable a los azúcares que están disponibles naturalmente en frutas frescas, verduras, etc., y no hay evidencia que se asocie el consumo de estos azúcares con efectos adversos, según estudios científicos recientes.
Estos ingredientes como el azúcar blanco, el jarabe de maíz alto en fructosa, siropes, etc., y todos los alimentos blancos como el pan y masas de bollería, provocan un pico de glucosa en sangre, que a su vez eleva los niveles de insulina en sangre creando una variación constante de esta hormona y desata una reacción autoinmune, y por lo tanto inflamación.
Si el consumo de estos alimentos es constante entonces someteremos al organismo a una inflamación crónica.
Para reemplazar el azúcar y sus derivados, los expertos recomiendan acudir a alimentos fuentes de azúcares naturales como la estevia en hoja, etc. que se acompañan de otros nutrientes de calidad con efecto antiinflamatorio en el organismo, tales como fibra y antioxidantes.
4. Leche y sus derivados
Estos alimentos, según expertos pueden provocar una respuesta inflamatoria debido a que son identificados como invasores, ya que el organismo humano puede no es capaz de procesar tanta cantidad de caseína (proteína de la leche) ni lactosa (azúcar de la leche).
5. El Gluten
Las reacciones orgánicas al consumo del gluten pueden ser segmentadas en dos grupos: enfermedad celíaca y sensibilidad o intolerancia al gluten.
En los enfermos celíacos la toma de alimentos con gluten desata una inflamación de la mucosa intestinal que va empeorando progresivamente, provocando diarrea, náuseas, vómitos entre otras cosas, malestar digestivo, fatiga, apatía, irritabilidad, pérdida de apetito, déficit de absorción nutricional, pérdida de peso, anemia, distensión abdominal, dolores abdominales, entumecimiento mental, etc., según expertos médicos.
De las afecciones autoinmunes que más relacionadas están con la enfermedad celiaca son la diabetes tipo 1, y las enfermedades endocrinas autoinmunes, como la enfermedad de Graves y tiroiditis de Hashimoto. (Gluten Intolerance Group)
El gluten entre otras sustancias que se encuentra en el trigo y otros cereales, también son capaces de activar las vías pro-inflamatorias. (Nutrients. 2013 Mar; 5(3): 771–787.)
El trigo, cebada, centeno, espelta, kamut, etc. son cereales con gluten.
El gluten puede ser visiblemente un alérgeno para nuestro organismo causando una reacción inflamatoria por parte del sistema inmune.
6. Aceites vegetales
Los aceites vegetales como aceite de girasol, aceite de palma, de oliva, etc. son muy ricos en omega-6 y un abuso de su consumo desequilibra la ratio entre ellos y los omega-3, conllevando a una reacción de inflamación en el cuerpo.
Por eso es recomendable cocinar con la mínima cantidad de aceite como sea posible.
Este desequilibrio de ácidos grasos esenciales está asociado a un incremento de enfermedades crónicas como el cáncer, enfermedades cardiovasculares y autoinmunes, según informes científicos.
Los factores dietéticos relacionados con la inflamación incluyen una alteración de la relación entre los ácidos grasos omega-6/omega-3 y una alta ingesta de azúcares. (Nutrients. 2013 Mar; 5(3): 771–787.)
7. Bociógenos y soja
Algunos alimentos contienen bociógenos que pueden interferir con la salud de la tiroides, disminuyendo la producción de la hormona tiroidea.
Estos alimentos no están prohibidos, sino que las personas tienen que limitar su consumo.
Los pacientes que sufren de hipotiroidismo pueden disfrutar de estos alimentos con moderación porque hay estudios científicos que confirman que los bociógenos solo afectan a las hormonas tiroideas de una persona cuando las consumen en exceso.
Además, el proceso de cocción parece desactivar los efectos de los bociógenos.
Los alimentos que contienen bociógenos, entre ellos, se destacan los vegetales verdes crucíferos, que incluyen el grupo de las coles: coliflor, brócoli, coles de Bruselas, col rizada, etc.
No obstante, estos alimentos también ofrecen muchos beneficios para la salud, por lo tanto, es recomendable consumirlas con moderación y cocidas.
Hay otros nutrientes como la soja que puede interferir con la absorción de la tiroxina, por consiguiente, si estas tomando tiroxina, debes tratar de evitarla.
Además, en el mismo prospecto de la Tiroxina lo indica. Si, aun así, deseas tomar soja, debe haber un intervalo de tiempo lo más largo posible entre tomar la tiroxina y comer la soja.
Algunos medicamentos, como las pastillas de hierro sintético (sulfato ferroso) pueden interferir con la absorción de la Tiroxina o Levotiroxina.
Algunos facultativos o médicos recomiendan un intervalo de dos horas entre la toma de la tiroxina y el hierro. Hay que seguir los consejos del médico o farmacéutico.
Para las personas que sufren de hipotiroidismo y con más razón, si la enfermedad es de larga duración, es muy conveniente que eviten los alimentos procesados, llenos de calorías y pocos beneficios nutricionales.
Estos tipos de alimentos promueven el aumento de peso, porque a menudo contienen grasas saturadas o trans, azucares, etc., y lo digo por mi propia experiencia con esta enfermedad.
Los ejemplos de alimentos procesados incluyen: comida rápida, alimentos preparados o semipreparados, todo tipo de bollería, pasteles, galletas con azucares, además de los refrescos y bebidas azucaradas.
En este sentido, nada mejor que priorizar la ingesta de alimentos frescos y de preparaciones elaboradas a base de estos con nuestras propias manos en casa, para prevenir enfermedades y proteger la salud del organismo.
Estas son los alimentos que pueden favorecer la inflamación en nuestro cuerpo y, por lo tanto, debemos evitarlos si deseamos prevenir enfermedades y preservar el adecuado funcionamiento del organismo.
De nosotros depende lo que ingerimos a la hora de la comida, cena o desayuno. Eso marcará la diferencia de lo saludable que seamos, la energía o vitalidad que tengamos.
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